Matilla de Arzón

Matilla de Arzón
Vistas del municipio de Matilla de Arzón desde las dehesas junto a La Mata -al otro lado del rio Esla-.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

UNA HISTORIA DE MATILLA MUY PECULIAR


UNA HISTORIA DE MATILLA MUY PECULIAR 
(PARA CONTAR)



Año 1876. Matilla de Arzón combate con sus gallinas una plaga de langosta *



En el mes de abril de 1876 se declaró en la dehesa de La Mata, enclave perteneciente al municipio de Matilla de Arzón situado a unos 8 km de esta localidad, una plaga de langosta que hacía peligrar los cultivos allí existentes. El Ayuntamiento de Matilla, siguiendo las instrucciones del Gobierno civil de Zamora, creó una Comisión de Extinción de Langosta con el fin de combatir la plaga, procediendo al mismo tiempo a enviar las gallinas hábiles del vecindario a luchar contra ella. Para recoger las actas y demás documentos elaborados por la Comisión, se abrió un expediente bajo el título Expediente de la langosta, que consta de cinco folios, algunos de ellos deteriorados en parte por el paso del tiempo y los diversos azares que dicho documento ha sufrido. 



Como instrumentos de lucha en la antigüedad contra las plagas de langosta, se acudía con frecuencia a remedios espirituales: procesiones, rogativas, conjuros, exorcismos... Otros procedimientos empleados fueron: colgar murciélagos en los árboles, producción de humo para provocar la asfixia de las langostas, llevar a las zonas infestadas aves domésticas como gallinas y pavos... Al ser consideradas las plagas de langosta como una calamidad pública, los gastos de extinción debían ser responsabilidad, sobre todo, de los poderes públicos. 



 


La Mata
  A pesar de pertenecer al municipio de Matilla de Arzón, La Mata, con una extensión de algo más de 500 hectáreas, dista de esa localidad “casi tres leguas”. Limita con los términos de Villafer y Roales de Campos. Es propiedad del IV Conde de Peña-Ramiro, Mariano Caro y Carbajal. Aunque en tiempos aún no lejanos una buena parte de la dehesa se dedicaba al cultivo de cereales, en la actualidad la finca se dedica exclusivamente a la caza. 






LA EXPEDICION:  El día 7 de mayo de 1876, en el seno del Ayuntamiento de Matilla de Arzón, se constituye una comisión, presidida por el alcalde Francisco Cadenas, para luchar contra la plaga de langosta sobrevenida en la Vega de la Mata. Un día después, de acuerdo con las directrices de una circular del gobernador civil de Zamora, la Comisión procede a elaborar una estadística de todas las aves de corral existentes en la localidad para comprobar cuántas de ellas estarían disponibles para el combate contra la langosta. Hecho un primer recuento parcial, se decide que al día siguiente, sin más dilación, salga para La Mata la primera expedición de aves de corral. 

No hace falta tener mucha inventiva para imaginarse las distintas escenas que se sucederían a lo largo del viaje. Con las primeras luces de aquel martes 9 de mayo de 1876, van llegando a una de las plazas de Matilla – la del Rollo, por ejemplo – las vecinas y vecinos designados el día anterior con sus aves: gallinas, gallos, pavas y pavos, con su correspondiente marca para distinguirlas. Allí se encuentra ya el carro de mulas con sus jaulas, preparado para el transporte. El cacareo ha despertado a todo el vecindario que acude en masa a presenciar la partida de las primeras aves camino del combate contra la langosta. Probablemente a algún vecino o vecina se le escapa una lágrima al despedir a sus gallinas.




Forman también parte de la expedición los siete miembros de la Comisión, incluido el secretario Matías Villamandos, a lomos de sus respectivas caballerías. Echa a andar la comitiva en dirección al embarcadero de Villafer, dejando el pueblo de Cimanes a la derecha y el de Villaquejida a la izquierda. Parada para subir a la barca  y pasar el río Esla. Pagado el barcaje, se reanuda la marcha a través del casco urbano de Villafer enfilando el camino de Valderas. Tras cinco o seis kilómetros de nueva caminata, la comitiva llega por fin a La Mata. 




Constituida in situ la Comisión, acto seguido, se hizo el recuento de las aves transportadas: 193 gallinas, 6 pavas, 15 gallos y 3 pavos; 217 aves en total. La Comisión “nombró por guardián de las aves a José Marcos Rodríguez y como auxiliares a sendos hijos, Vicente y Santiago, quienes estando presentes se les enteró de sus deberes leyéndoles la circular del gobernador civil del 4 de abril, y enterados manifestaron que aceptaban dicho cargo y se obligaban a su cumplimiento”. 





Segunda y última remesa de aves 
 
Antes se proceder al recuento final de aves : tras varios días de trabajo, por fin el 13 de mayo finaliza el recuento general de todas las aves de corral que tiene cada vecino de Matilla. La suma total asciende a 1.988: 754 gallinas, 89 gallos, 736 pavipollos, 52 pavas, 4 pavos y 353 pavipollos. 


El viernes 19 de mayo, se lleva a cabo el segundo y último envío de aves, con el número de 157: 142 gallinas, 11 gallos y 4 pavas. Entre ambos envíos el número total de aves fue de 374: 335 gallinas, 26 gallos, 10 pavas y 3 pavos, 


Para distinguir las aves entregadas por cada vecino, los propietarios las marcan con una señal

Nuevo instrumento de combate 

El 31 de mayo se persona de nuevo la Comisión en la Vega de La Mata con el fin de “inspeccionar el estado de la plaga” y observa: “que la misma había huido de los radios que ocupan las aves, sin duda por la persecución que éstas le hacen, y que en su fuga se hallaba aglomerada en gran- des círculos con mucha abundancia, por lo que sería conducente, aprovechando esta situación, cogerla con buitrones”. Así se acuerda, y al mismo tiempo se ordena que “las personas que no han contribuido con las aves que se les señaló en proporción de las que poseían presenten por cada ave de falta un obrero a las siete del día de mañana provisto de sábana para el caso”. Así mismo la Comisión dispone que del 2 de junio en adelante “se lleven las personas que voluntariamente quieran hacerlo obligando personalmente al vecindario según circunstancias a poner persona capaz al asunto retribuyéndoles en la prestación con seis reales por cada arroba que cojan..., y que se lleven al día voluntaria o forzosamente de unas treinta a cuarenta personas”. Quienes no quieran “presentar persona” para acudir a cazar langostas tendrán que pagar como equivalencia seis reales. 

Para controlar el trabajo realizado y el pesaje de las arrobas recogidas, se nombró para cada día un miembro de la Comisión. A las siete de la mañana partía del pueblo la brigada de extinción, compuesta por un número variado de personas (entre 10 y 41), hombres y mujeres. Se emplearon en este trabajo 16 días del mes de junio, recogiéndose en total 363 arrobas y 12 libras de langosta, a un promedio de 22 arrobas y 18 libras por día. Las peonadas dedicadas a esta actividad fueron 355, lo que indica que cada obrero re- cogió por término medio poco más de una arroba al día, con un jornal de seis reales y 13 céntimos por día trabajado.


Las aves vuelven a su corral 


Por fin, el 30 de junio de 1876, la Comisión da por extinguida la plaga de langosta en la Vega de La Mata. Las aves serán devueltas a Matilla el domingo 2 de julio, tras permanecer 54 días en combate. Pero, lamentablemente, como suele ocurrir en toda guerra, no volverán todas: algunas perecieron en el campo de batalla. Se registraron las siguientes bajas: 7 gallinas, 2 gallos y una pava. A sus dueños se les compensará con dos pesetas por la pava y una peseta por cada gallina o gallo. 


Queda por aclarar el problema del pago de los huevos puestos en esos días. Parece deducirse de lo que se dice en el Expediente que por cada ave ponedora se dará a su dueño 1 céntimo y 66 centésimas de céntimo por día, cantidad que multiplicada por los 54 días de estancia en La Mata supone un total de cerca de 90 céntimos en toda la campaña. 

Ingresos y gastos de la Operación Langosta 

De acuerdo con los datos de la cuenta realizada el 3 de agosto de 1876, los gastos ocasionados con motivo de la extinción de la langosta ascendieron a 885,57 pts. y los ingresos obtenidos fueron 475,75 pts., procedentes éstos del Gobierno civil. “Se deben 409,82 pts”. No se indica cómo se pensaba financiar esta deuda. 





Ésta es una breve muestra de los gastos reseñados: Satisfecho a José Marcos, guardián de las aves, 53 días, 53 pts. A Juan Marcos, día y medio el carro para el gallinero, 9 pts. Dos guadañinas para segar juncos, 4 pts. Un maestro y dos jornaleros para el gallinero, 4 pts. Barcaje pago por el Alcalde, 4,50 pts. Se debe al barquero de Villafer, 20 pts. 




En cuanto a los posibles daños ocasionados por la plaga de langosta, únicamente se hace esta observación: “No pudo precisarse si hubo otro daño por el insecto por ser dehesa que andaban los ganados por ella”. 

Me permito sugerir al conde de Peña-Ramiro que mande levantar en un lugar destacado de La Mata un monumento a las gallinas de Matilla de Arzón en recuerdo de aquella célebre hazaña.
 

*Revista “El puente, nº 19”, diciembre 2009. Feliciano Martínez Redondo. Los documentos pertenecen a Matilla de Arzón, habiendo sido facilitados por Adolfo Charro.

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