Matilla de Arzón

Matilla de Arzón
Vistas del municipio de Matilla de Arzón desde las dehesas junto a La Mata -al otro lado del rio Esla-.

martes, 19 de noviembre de 2019

LA ERMITA DE SAN PELAYO DE MATILLA DE ARZÓN, LA VIDA Y HAGIOGRAFIA DEL SANTO


ERMITA DE SAN PELAYO DE MATILLA DE ARZÓN


 Nos queda las vista sobre el espacio que ocupó: y la exuberante vegetación del
 gigante chopo que bebe en sus entrañas.
       Que nos queda de la que fuera ermita de San Pelayo de Matilla de Arzón?. La calle de San Pelayo de Matilla –aún figura en recibos de la contribución urbana (IBI) de la localidad, correspondiendo al callejón que va desde la puerta de la casa de mi tio Leovigildo hasta la casa del Señor Argimiro y de la Señora Raimunda. Yo, personalmente, y muchas personas mayores de la localidad, hemos visto sus viejas paredes derruidas. Por sus restos y su solar, tenía buenas dimensiones. Era de mayores dimensiones que la actual ermita dedicada al Ecce Homo, y se dice que los restos de ese edificio se parecían a los de una iglesia.

                                                                Imágen de San Pelayo

        Esta ermita que permaneció en nuestro pueblo durante casi nueve siglos, y terminó desapareciendo junto con la iglesia de San Pedro en el s XIX, aunque parte de su estructura pervivió hasta la la década de los años 50 del s XX, cuando sus terrenos pasaron a formar parte de la casa del médico, que los vecinos del pueblo ayudaron a consolidar por la necesidad de disponer de un médico fijo afincado en el pueblo. Esta ermita que nace  a finales del s. X. -con dependencia de la iglesia de San Pedro de Matilla-, cuando la monarquía del reino de León necesita armarse de valor para continuar la Reconquista de España hacia el sur. La figura de Pelayo –sus reliquias-, tenían un gran valor para los reinos cristianos, pues era la figura de un joven niño (13 años) que había sido sacrificado por el rey musulmán Abderraman III en Córdoba. Es la infanta Elvira Ramírez (934-986), hermana de Sancho I de León y regente de su sobrino el rey Ramiro III, junto con Teresa Ansúrez, la reina madre y viuda de Sancho I., las que consiguieron el traslado de los resto de San Pelayo desde Córdoba. Elvira era monja (abadesa) en el monasterio leonés de San Salvador de Palat del Rey – lugar al que pertenecía Matilla-, un monasterio fundado por su padre el rey Ramiro II, construido junto a su palacio (940-50) y exclusivo para mujeres nobles o de la realeza. Elvira y su comunidad se mudaron a la nueva iglesia de San Pelayo, aquel que se acababa de construir para recibir las reliquias del niño mártir. Fue levantado este templo junto a otro pequeño y muy antiguo (conocido como el antiquísimo) que estaba dedicado a San Juan Bautista. 
  
 Ronda de San Pelayo de Matilla de Arzón, donde hijuelos de el gran chopo renacen en su vecindad

 
         Las reliquias del niño martirizado Pelayo una vez trasladadas de Córdoba a León el año 967, inmediatamente en todo el reino leonés, se promueve la figura desde todos los obispados, iglesias, monasterios y grandes de la nobleza; con la consiguiente elevación de centros religiosos y nombramiento de poblaciones en nombre de Pelayo -San Pelayo-, como así ocurrió en Matilla con la creación de la ermita a S Pelayo. Pero también en muchos localidades y centros religiosos del reino leones, incluyendo el condado de Castilla o el reino de Galicia.
         Desde la llegada de los restos y reliquias de Pelayo a León y durante el próximo siglo,  se produce una gran implantación de otros centros religiosos con la advocación a San Pelayo en el ámbito de expansión geográfica del reino leones.Como los siguientes:

Localidades españolas que tienen por patrón a San Pelayo: 
10 en León, 6 en Palencia, 6 en Valladolid, 5 en Zamora, 5 en Burgos, 5 en Cantabria, 1 Salamanca, 1 Guipuzcoa, 1 Coruña, 2 Rioja, 1 Orense, 1 Pontevedra,…
Iglesias con su nombre: 
6 de León, 6 en Burgos, 4 Palencia, 3 Zamora, 2 Valladolid, 2 Asturias, 1 Cantabria,
Monasterios:
San Pelayo de León (posteriormente paso a ser Colegiata de S Isidoro), San Pelayo de Oviedo,), San Pelayo (1135) “de Valderas” (León), de Cerrato (Palencia) –desde el año 934-, de Antealtares de Santiago de Compostela, de Diomondi (Lugo), de Tordesillas (hoy día privatizado por PRIASA), Arenillas de San Pelayo (Palencia),  Castrillo (s. X.) y San Pelayo de Órbigo (había uno en Pozuelo, en el s. X (976), San Pelayo de Perazancas (Palencia) en 1186 y los seminarios de Córdoba y Tuy.
Localidades o puntos geográficos que llevan su nombre:
-San Pelayo de Guareña (Salamanca)
-San Pelayo de Mena (Burgos)
-Pobladura de Pelayo García, (1052?), de su repoblador (1198).
-San Pelayo del Páramo o de Orbigo (1018)–en la actualidad anejo a Villalaza-Páramo leones
-Castrillo (de San Pelayo).Tubo monasterio en 966?. anejo de Villazala-Páramo leones.
-San Pelayo de Pobladura (1052) hasta el siglo XII, hoy día Grajal de la Tibera (León).
-San Pelayo de Benavides –Villabante- (León).

         Las poblaciones que hoy día continúan celebrando a San Pelayo mas cercanas a Matilla, son:
-Morales del Rey, festeja a San Pelayo, su patrón en su ermita.
-La  Antigua, su iglesia, es en honor a San Pelayo (1240).
-Quiruelas de Urz, iglesia dedicada a San Pelayo.
        San Pelayo es el Santo preferido junto a San Isidoro por los reyes leoneses de los siglos de la reconquista, especialmente del siglo XI.

                                         San Pelayo de la localidad de  Morales del Rey (foto:Mari Gan)

          El año 959, don Sancho I arroja del trono a Ordoño IV y se proclama rey. Por este tiempo se propaga por el reino leonés la vocación por el niño Pelayo, mártir bajo el califato de Abd al Rahman III en el año 925. Doña Elvira, nuestra infanta monja de San Salvador, impulsa al rey Sancho para que organice una expedición a Córdoba con el fin de recuperar los restos del niño mártir. Para su custodio mandó construir en la ciudad un nuevo monasterio. Del monasterio de San Pelayo cuya fábrica fue mandada hacer por Sancho I en torno a 960 y tras este proyecto estaba sin duda la influyente mano de doña Elvira. Este monasterio sustituyó al monasterio de Palat del Rey como cenobio cortesano. Años más tarde, en 1148, el monasterio se trasladó a Carbajal de la Legua, por decisión de la infanta Sancha, hermana del rey Alfonso VII y desde entonces fue conocido como el Monasterio de Santa María de Carbajal y las monjas benedictinas que ahí habitaban, las «Carbajalas»- En 1600 la comunidad de benedictinas regresó a la ciudad de León.
       Ante el ataque de Almanzor a tierras de León, se apresuraron los leoneses á trasladar (966) las Reliquias del Mártir San Pelayo á Oviedo, y las de San Froilán á las Montañas de León donde el Santo había vivido y honrado con su estancia solitaria muchos años,
       El abad isidoriano, Julio Pérez Llamazares, quien desde su libro “Historia de la Real Colegiata de San Isidoro” , nos habla de esta manera:
      No pudo, sin embargo, recibir el santo cuerpo nuestro buen rey Sancho, pues una conspiración encabezada por el conde Rodrigo Velázquez en Galicia, terminó con la vida del monarca a través de una manzana envenenada.
      Fueron su hijo, Ramiro III -”que contaba cinco años-” y su madre, la regente doña Teresa, quienes recibieron el cuerpo de San Pelayo en el año 967, custodiado desde Córdoba por el obispo de León, don Velasco, colocándolo en el cenobio elegido por Sancho el Gordo. Según hemos podido leer en el Chronicon Mundi del Tudense .

                               











Procesionando a San Pelayo en Mozos de Cea (León). Años 1930/40
 
Sobre la vida  y hagiografía de San Pelayo

         San Pelayo.- (Albeos, Creciente, Galicia, 911Córdoba, Córdoba 26 de junio de 925) fue un cristiano martirizado durante el emirato de Abderramán III y canonizado posteriormente por la Iglesia católica, como ejemplo de la virtud de la castidad juvenil. Su día en el santoral católico es el 26 de junio.
         En 920 acompañaba al obispo y la corte del rey de León en apoyo del reino de Pamplona, que estaba siendo atacado por el califa Abd al-Rahmán III. Tras la derrota en la batalla de Valdejunquera, tío y sobrino fueron apresados.
         Enseguida pasó a recibir culto. A partir del siglo XI, en que los reinos cristianos intervenían en la política interior de los reinos de taifas, muchos restos de santos cristianos fueron trasladados al norte en su condición de apreciadas reliquias, y esto fue lo que ocurrió con los de San Pelayo: primero a León y luego al monasterio benedictino de Oviedo que lleva su nombre (y que no debe confundirse con el nombre de Don Pelayo, el primer rey de Asturias). El año 967 los restos de San Pelayo fueron trasladados a León y de allí a Oviedo en el año 994, en cuyo monasterio de monjas benedictinas actualmente se conservan. Hacia el año 950, un presbítero cordobés, de nombre Raguel, escribió una Vita vel passio Sancti Pelagii que, en realidad, es una narración del martirio basada en el testimonio de testigos oculares.
         Las narraciones del martirio de Pelagio construyeron un ataque frontal a la presencia musulmana en la península Ibérica —y, por extensión, en Europa— pieza clave en este espacio histórico, literario y simbólico que surge en una encrucijada de pasiones religiosas, políticas y sexuales.
        “Pasión de San Pelagio”, es un relato hagiográfico compuesto, probablemente, antes del año 967 por un escriba judío mozárabe conocido como Raguel, en una prosa latina muy rítmica, en donde se narra la vida, el martirio y la muerte del niño cristiano que la titula, fallecido en la corte cordobesa del emir Abderramán III a la edad de trece años y medio, en torno al año 925, como consecuencia de su negativa a abjurar de su fe y acceder a los deseos sexuales del futuro califa.1
       Lo confirman cuatro manuscritos del siglo XI (entre ellos, el Pasionario II de Cardeña y el Pasionario de Silos) y la edición reciente de Celso Rodríguez Fernández (1991).2
       Las narraciones del martirio de Pelagio construyeron un ataque frontal a la presencia musulmana en la península Ibérica —y, por extensión, en Europa—

             Actualmente en la población de Niembro (Asturias) son los jovenzuelos los que portan al santo en el día de su festividad
 
       Otra versión hagiaografía es la de Hrotswitha:

          La belleza de Pelayo era tan evidente que el califa de Alándalus, Abderrahmán III, pronto sabe de su existencia por boca de algunos notables suyos que deseaban verle libre de los barrotes y que apelan para ello al emir de los creyentes. Pero este quiere verle primero y ordena que le aseen y le vistan con las mejores galas, lo adornen con un collar de piedras preciosas y lo lleven a su presencia.
         Al verle, el califa sucumbe a sus encantos y pide a Pelayo que renuncie a Cristo y que acepte servirle como cortesano. Muchos asistentes piensan lo afortunado que es. A cambio obtendrá una vida de lujo y placer y quedarán libres otros cautivos cristianos parientes suyos. El califa se acerca y, apoyando su brazo en el hombro del muchacho, intenta besarle. Pelayo le rechaza, aunque el soberano no parece sentirse contrariado. Intenta de nuevo aproximarse a él y esta vez Pelayo le golpea y le hace sangrar, a la par que le increpa: “¿Acaso crees que yo soy uno de los tuyos, un afeminado?”. Pelayo desgarra sus vestiduras y queda desnudo ante el califa. Es entonces cuando éste, iracundo, ordena que se lo lleven, pero no le condena a muerte en primera instancia, sino que manda que le retuerzan el cuerpo con unas tenazas de hierro. El joven persiste en su empeño, pese al dolor que le infligen sus torturadores, y así finalmente es descuartizado y arrojado al río, mientras su cabeza arde en la hoguera.
 
            La más interesante imagen temprana de Pelayo es un relieve de finales del siglo XI o primera mitad del XII custodiado en el Museo de León, procedente de la Colegiata de San Isidoro. Pelayo aparece representado como un hombre joven y bello, de cabellos largos y sedosos, envuelto en una dalmática diaconal y su cabeza rodeada de una aureola. Todos estos estereotipos carecería de sentido traerlos a colación, si no fuera por la evidencia del enorme collar de piedras preciosas que adorna su cuello, curiosamente el mismo que le ofreció el califa Abderrahmán en la narración de Raguel. De esta manera, este collar, que en realidad forma parte de la tentación a Pelayo, se presenta aquí como emblema mismo del martirio recuperado en la iconografía cristiana local.

                     Una de la figura mas antiguas del santo tallada en piedra, se hallan en el museo de León

         Las narraciones del martirio de Pelagio construyeron un ataque frontal a la presencia musulmana en la península Ibérica —y, por extensión, en Europa— Según esta narración, la vida, el martirio y la muerte del niño cristiano que la titula, fallecido en la corte cordobesa del emir Abderramán III a la edad de trece años y medio, en torno al año 925, como consecuencia de su negativa a abjurar de su fe y acceder a los deseos sexuales del futuro califa. Después fue despedazado y sus restos echados al Guadalquivir el 26 de junio del año 925.
         Sus restos fueron recogidos piadosamente por los cristianos de Córdoba y enterrados en el cementerio de San Ginés y su cabeza en el de San Cipriano, siendo considerado mártir por la fe y la pureza.
         En definitiva, la “Vita vel passio sancti Pelagii de Raguel”, se trataría,  de una pieza fundacional cuyo eco y análisis comparativos nos ayudarán a comprender las bases del primer imaginario cristiano sobre las que se sustenta la progresiva virilización de la «Reconquista» —y la de sus héroes protagonistas—, frente a la feminización y la sodomi- zación literaria, a veces no sólo metafórica, de musulmanes y de judíos (y de no pocos cristianos sospechosos para el discurso o cial) que plasmarán tantas otras obras hispánicas medievales, como ilustran los más diversos géneros literarios e historiográ cos, en latín y en las lenguas iberorrománicas, desde el siglo XI hasta  fines del siglo xv.*

      























EL GRAN CHOPO QUE  DE LOS APOSENTOS QUE DURANTE SIGLOS ASENTO A LA ERMITA DE SAN PELATO DE MATILLA DE ARZÓN.

REFERENCIAS: 

-Los orígenes del monasterio de San Isidoro de León. Autor: Dña. Mª Encarnación Martín López  Titular de
  Paleografía y Diplomática. Universidad de León.  revista ABBA Semana Santa 2000
-C Rodríguez Fernández (1991). La Vita vel passio sancti Pelagii aparece recogida con el número 32 en el «Ensayo
  de un índice de la hagiografía hispánica medieval» de Fernando Baños Vallejo (2003: 183-257, ahora 192-193)
-Varios trabajos recogidos en Blackmore y Hutcheson (1999) abordan las interrelaciones que apunto, además de los
  de Mark D. Jordan y Daniel Eisenberg ya citados. Merecen complementarse con Gregory S. Hutcheson (2001),
  Barbara F. Weissberger (2004) y Josiah Blackmore (2006).
*Pasiones fundacionales e inefables: en torno a San Pelagio. Rafael M. Mérida Jiménez Universitat de Lleida

SANTA BRIGIDA.